Absolutamente todas las personas que vivimos en este mundo sufrimos mucho y en muchas ocasiones no sabemos ni porqué.
El sufrimiento acaba expresándose en forma de estrés, ansiedad, depresión, apatía, cansancio generalizado, irritabilidad, problemas de pareja o familiares…
¿Por qué? Porque el mundo es hostil y violento para todas las personas, pero especialmente para las mujeres por la forma en la que el sistema está articulado.
El sistema es patriarcal y machista. Y esa violencia nos hace sufrir a todas las personas que habitamos en el mundo, pero especialmente a las mujeres.
Por eso los datos de salud mental se duplican en el caso de las mujeres y las consultas están más llenas de mujeres que de hombres.
Aunque los hombres disfruten de tener más privilegios y facilidades, también sufren porque el sistema oprime e infringe violencia desde que son pequeños.
Para ellos es “que no lloren, que no sean débiles”.
Para nosotras es que busquemos a nuestra media naranja y le hagamos feliz, que seamos perfectas todo el tiempo, complacientes y cumplamos los cánones de belleza, siempre sonrientes y amables.
Todas las personas sufrimos por culpa de los mandatos de género, que son rígidos y nos encorsetan desde el primer día que llegamos a este mundo y se nos asigna un rol en lo que significa ser hombre y mujer en el mundo y cultura donde nos toca vivir.
1. ¿Qué es la psicoterapia feminista y cuál es la diferencia con otro tipo de psicoterapias?
La psicoterapia feminista es un tipo de terapia con un enfoque integrador que tiene en cuenta a la persona dentro del contexto en el que vive. Todas las personas habitamos en un mundo donde hay claros desequilibrios y desigualdades entre géneros como consecuencia de una sociedad predominantemente patriarcal y capitalista, y por ello todas las personas acabamos sufriendo sus consecuencias en algún momento.
La diferencia con otras psicoterapias es que integra en la ecuación del proceso terapéutico el mundo y la cultura que rodea a la persona. Los roles y los mandatos de género nos articulan el modo de estar en el mundo y de relacionarnos con nosotras mismas y el resto de personas, y suele haber mucho sufrimiento en todo esto porque, al fin y al cabo, nos acabamos dando cuenta de que no somos del todo libres y estamos muy influenciados desde que nacemos.
2. ¿Cuál es la importancia de este tipo de enfoque?
La importancia de este tipo de enfoque es que va absolutamente a la raíz del problema. Pongamos el ejemplo de un trastorno de conducta alimentaria o de una depresión. Podemos tratar la punta del iceberg (que sería el trastorno psicológico) o podemos entender cuál es su base y porqué se genera de esta forma en esta persona. Se trata de entender y abordar no sólo el contenido, si no también el continente. Es, desde luego, el enfoque más integrador que la psicología puede ofrecer hasta el momento.
Además, cuando las personas descubren lo que hay debajo, se genera mucho alivio porque se desculpabilizan y se empoderan y desde ahí podemos empezar a hacer un cambio mucho más profundo y con garantías de mantenerlo en el futuro.
3. ¿En qué casos se recomienda, especialmente, la intervención de una profesional experta en feminismo?
Sirve para todo y para todas las personas. Desde infancia hasta adustez tardía. Sí que es cierto que genera todavía mejores resultados cuando nos encontramos frente a víctimas de violencia de género porque, aunque todas las personas suframos las consecuencias de una sociedad patriarcal que infringe diversos tipos de violencia tanto a hombres como a mujeres, las víctimas de violencia de género son las más afectadas y es importante contextualizarles que lo que les ha pasado es fruto de una sociedad y una cultura que es disfuncional y que en absoluto ellas son las culpables de nada de lo que les ha ocurrido.
4. ¿Crees que en la actualidad los profesionales de la salud mental están lo suficientemente formados en este tipo de perspectiva?
Por desgracia no. Aunque cada vez sea un tema más sonado, todavía no está lo suficientemente de “moda” para que todas mis compañeras y compañeros se estén concienciando con este enfoque y puedan aportar su granito de apoyo y de consciencia sobre estos temas con sus pacientes. Muchas psicoterapias se quedan en la superficie, en lo conductual y, en mi opinión, sólo ponen parches temporales que alivian el síntoma pero no garantizan que no vuelva a ocurrir algo similar en el futuro. Desde este enfoque se profundiza en el contexto y en cómo eso hace sentir a las personas. Cuando integramos conductas, con emociones y con contexto tenemos los 3 pilares básicos que sostienen a todas las personas y por ello el enfoque es mucho más completo y eficiente.
5. ¿La psicoterapia feminista se puede trabajar en pacientes mujeres y varones? ¿Cuáles son las herramientas que se busca adquirir?
Se puede y se debe. Si todas las personas, tanto hombres como mujeres, hiciésemos un proceso terapéutico con este enfoque, el mundo sería un lugar mucho más hermoso y conseguiríamos hacerlo más igualitario para todos y todas.
Las herramientas que busca conseguir son mejorar la calidad de vida de todas las personas y reducir los niveles de sufrimiento a las que todas nos enfrentamos. Se trata de quitarse la venda y entender de dónde venimos y cómo el contexto nos afecta enormemente porque nos dota de estructura, roles, creencias y normas. Estamos en un momento en el que exigimos más flexibilidad a la hora de elegir quién queremos ser y de eso se trata precisamente, de tener la libertad de poder elegir y por tanto, de recuperar nuestro control y poder para poderlo llevar a cabo. Para ser felices primero hay que ser libres, y para ser libres las desigualdades y los desequilibrios tienen que ir desapareciendo con dosis terapéuticas de feminismo.